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LA NUEVA ERA DE LA INFORMACIÓN: FAST FOOD

Por: Nicol Gómez, Laura Plazas y Laura Ríos

Si bien las tecnologías han contribuido a facilitar la vida cotidiana del ser humano, también han causado cada vez más mentes distraídas. Esto incide en el incremento exponencial de información en la era digital, lo cual, transforma la comprensión del mundo y conlleva a nuevas asimetrías que al parecer las personas eluden o no le dan importancia suficiente porque quizás no se dan cuenta de los efectos negativos que traen.
Son los nuevos espacios digitales los que ahora tienen el protagonismo, aquellos en los que se congrega la ciudadanía, por ejemplo, las redes sociales, los servicios de streaming, plataformas de edutainment, entre otros, los cuales consumen cada vez más una dosis importante de atención en las personas. Pero, esto va más allá del acceso a los dispositivos pasa a convertirse en algo abstracto tal como cambios de comportamiento, desarrollo de competencias y aptitudes, producción de nuevas ideas, pensamiento crítico, etc. Por lo tanto, las personas creen que por el hecho de “contar con acceso a tecnología, conexión a internet y habilidades digitales básicas, uno puede estar en una posición de privilegio, cuando en realidad es posible que ocurra todo lo contrario” afirma (Cristóbal Cobo, 2019). Usualmente se cree que la información nunca hace daño, no obstante la información consume atención, así que el exceso de información se traduce en escasez de atención.

concepto de red social

Para ejemplificar lo anterior, se podría poner en contexto la cuarentena durante la pandemia, las personas recibían tanta información a través de aplicaciones y redes sociales, que ya no prestaban atención a lo que pasaba sino simplemente se conformaban con lo superficial, lo irrelevante pero ya no se detenían a leer de manera consciente y reflexiva. De ahí que, una sobredosis de información paraliza la toma de decisiones y muchas veces como señala (Cristóbal Cobo, 2019) “se opta por la solución más fácil, que es «elegimos no elegir», y priorizamos la velocidad por sobre la profundidad”.
En este panorama, las personas prefieren una información de tipo “fast food”, tal como lo señala algo rápido y ya. Así, la acumulación de información es una forma de liberarse de la incómoda tarea de pensar, así que existe una idea errónea al pensar que una persona que acumula y obtenga demasiada información supone que está informado o actualizado, cuando en realidad todo esto no es más que ruido, distracción o información falsa. El psicólogo David Lewis acuñó el término «síndrome de fatiga informativa», aunque no está reconocido en los manuales médicos, este se caracteriza por un debilitamiento de la capacidad analítica, déficit de atención y cansancio producto de la alta exposición, el consumo y el manejo excesivo de información. Este síndrome es el que padecen la mayoría de las personas actualmente, pues “En la era de la sobreabundancia lo que escasea es la atención” (Cristóbal Cobo, 2019).

Image by Austin Distel

Vivimos entonces en la sociedad de la desinformación y del desconocimiento, ya que, las personas han perdido sus capacidades cognitivas básicas, su consciencia reflexiva y optan por acumular y acumular sin sentido de consumo. “El incremento de la velocidad en el acceso y el procesamiento de la información no hace a las personas necesariamente más eficientes” (Cristobal Cobo & Kuklinski, 2009) por el contrario las ideas que resultan son efímeras y ellos no tienen la capacidad de analizar o reflexionar a profundidad, ya que este proceso requiere de atención (la cual es nula en los consumidores excesivos).
Esto configura nuevas asimetrías donde son los medios y la información “fast food” los que tienen el control sobre el uso y explotación de la información, el uso consciente de datos o medios de comunicación, que benefician a varios sectores de la sociedad como lo son generadores de nuevas tecnologías, de regulación, de procesamientos de datos, de bienes intangibles u otros servicios que se ofrecen en línea, es allí donde las personas en vez de pensar “eligen no elegir” y esto se convierte en una dinámica del usar y tirar, del consumo rápido y excesivo que se queda simplemente en lo superficial.

Image by Luca Bravo
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